sábado, 1 de octubre de 2016

EL PATRÓN


El dulce sueño de trabajar
rodeada de conocimiento y del embriagador perfume de sus hojas
terminó por asfixiarme.
No, no lo culpo.
La distancia y el tiempo que dedicaba a mi destino me agobiaba.
Hay más,
seré directa y le daré nombre:
Sistema laboral
Ese, que me abruma, me robotiza
como el barro me forma a su antojo, calculando mis movimientos,
vigilante de mis fallas
me persuade a hablar bajito
cuando mi voz quiere alzar vuelo, constantemente lanzando indirectas como bolas de fuego,
murmurando a mis espaldas, dedicándome sonrisas superfluas...
¿Es el dinero?
Aquella reluciente moneda
de plata, oro o cobre...
no, no importa de que este hecha
así fuera de cartón y yo supiera su nombre tendría más valor que mi vida.
¿Acaso compra mi tiempo
como si fuera suyo?
Mi conocimiento, mis sueños, mi ser
¿Se vende por horas?
Y en esas horas
¿le pertenezco?
El sentimiento es opresivo,
Me abrasa,
Hormiguea dentro de mis venas,
Una fuerza indignada
despierta de su letargo,
yo le cedo el paso
Expresa mi sentir, liberándome
Por un tiempo...
Solo un tiempo,
Por que aunque tuviese
Tanta fe que pudiera mover montañas
Dicen que sin dinero soy nada.

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